La energía, un regalo de los dioses que no debemos desperdiciar

Cuando Prometeo robó el fuego del Olimpo y se expuso a la venganza de Zeus, que le encadenó a una roca donde un águila le devoraba las entrañas, poco se podía imaginar que la humanidad se terminaría convirtiendo a su vez en una devoradora insaciable de energía.

La producción y el uso de la energía suponen una de las principales causas del cambio climático. Por ello, una de las formas de actuar para limitar e impedir sus gravísimas consecuencias ambientales, sociales y económicas, consiste en reducir el consumo energético.

En este contexto, nació el Día Mundial de la Eficiencia Energética que se celebra cada 5 de marzo con el objetivo de sensibilizarnos sobre la necesidad de reducir el consumo de energía mediante su uso razonable y sostenible.

Mantener una actitud responsable con el medio ambiente es un compromiso que desde SIGRE aplicamos a todos nuestros ámbitos de actuación, inspirándonos en los principios de la economía circular para promover un uso ecoeficiente de la energía y de los recursos dentro y fuera de la entidad.

Una prueba de ello es que, desde hace ya trece años, disponemos de un sistema de gestión de la energía certificado por AENOR, lo que nos ha permitido incrementar el aprovechamiento de energías renovables o excedentarias, así como ahorrar energía y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Un año antes, en 2009, pusimos en marcha un novedoso método para la eliminación de los residuos de medicamentos no peligrosos mediante su valorización energética, basado en las técnicas de fabricación de CDR (combustible derivado de residuos) para instalaciones industriales. El uso de residuos como combustibles alternativos, dado su potencial calorífico, es una herramienta eficaz para la reducción del consumo de combustibles fósiles tradicionales.

También trabajamos de la mano de la industria farmacéutica para reducir la huella energética de los envases de los medicamentos a través del ecodiseño, ya que según la Agencia Federal Alemana del Medio Ambiente, el 80% de los impactos ambientales de los productos se determinan durante la fase de diseño de los mismos.

El esfuerzo colectivo del sector farmacéutico (laboratorios, distribución y farmacias) a través de SIGRE ha permitido ahorrar ya la energía equivalente al consumo anual de una ciudad de unos 100.000 habitantes y reducir la huella de carbono del sector farmacéutico en cerca de 30.000 toneladas de CO₂.

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